Un niño mira las estrellas buscándose a sí mismo. Hace escuela, sin saberlo, con los antiguos escrutadores del cielo como Boecio, Ibn Gabirol y Fray Luis de León, y ya lo sabemos: quien mira el cielo interroga los abismos recónditos del alma. No otra cosa hace Samuel, el protagonista del más reciente bildungsroman de Manuel Martínez Maldonado, que abre y cierra con una reflexión oportunamente constelada de estrellas.