Retomando con conmovedora lucidez el añejo género de la fábula y su asociación con la elemental capacidad humana de narrar, Lissette Rolón Collazo nos regala Fábulas en huelga. Con una difícil conjugación de tiempos, el libro es simultáneamente antiguo y actual. Con una difícil conjugación de espacios, el libro radica simultáneamente en el archipiélago puertorriqueño y en el archipiélago mundial. Con una difícil conjugación de estilos, el libro se refiere a la volatilidad cotidiana y al sinuoso proceso de la historia. Semejante escenario en un libro tan aparentemente breve y sencillo puede tomarnos por sorpresa. Pero constituye el mismo escenario, ofrece el mismo obsequio y provoca la misma sorpresa que la inspiración, el sujeto y el blanco de Fábulas en huelga:el actual movimiento estudiantil puertorriqueño. Es de hoy y de todos los tiempos, de aquí y de todas las islas, de los modos ordinarios locales y de todos los procesos históricos de cambio.
Ante el obsequio y la sorpresa estudiantil, Rolón Collazo se pregunta, ¿qué pasa con la fábula cuando el mundo, incluyendo los animales, está en huelga? Así aparece la anti-fábula, producto ineludible de la urgencia y de la inmediatez del hoy tal como es interceptado por ecos del pasado y sueños del futuro. En la anti-fábula nos quedan figuras tortuosamente humanas junto a sus ensayos de imaginación por un mejor y más justo mundo. En la anti-fábula nos queda el secreto encanto de la isla y su peculiar poder de seducir en nombre de la utopía. En la anti-fábula nos queda el impulso irreprimible de l@s estudiantes boricuas y de todo rincón por crearmás y por viabilizar mundos sin príncipes ni castillos.
Cuando ya nada de lo aquí contenido haga falta, habrá otros archipiélagos. Habrá otros humanos. Y regresarán los animales. Quizá.