La vida en Puerto Rico tiene mucho de aquello que el caribeño Alejo Carpentier nombró, con intensa resonancia lírica y política, lo real maravilloso. Haciendo uso de la crónica –género con amplia tradición y geniales resultados en nuestro ámbito– Mi tecato favorito y otras crónicas de la cotidianidad puertorriqueña recoge diversas instancias real maravillosas de nuestra vida contemporánea, las examina con lucidez crítica y las potencia con esperanza, ternura y generosidad. No se trata de una trillada propuesta ontológica de “puertorriqueñidad,” ni de un enfoque en los aparatos y estructuras más sobrecogedoras de nuestra sociedad. Más bien, las crónicas contenidas en este libro parten de una mirada fresca, diferente, desfamiliarizada y desfamiliarizante a la cotidianidad, a la pequeñez, al detalle, a aquello que tomamos por dado. El resultado es otro país.
Brusi-Gil de Lamadrid nos regala una apuesta, entonces, por un tipo de análisis que toma en serio los balcones, las gasolineras, el mall, las urbanizaciones, las lechoneras, las tierras rescatadas, la universidad. Es una apuesta, sobre todo, por un tipo de análisis que toma en serio la gente que habita estas islas nuestras. Es una apuesta, en fin, por un tipo de análisis que se trueca, con cada oración, en literatura.