La fábrica de botones es una novela histórica, de acción y estructura cinematográfica, cuyo contenido resulta apasionante. Con vertiginoso ritmo de espiral y gran poder descriptivo, Sandra Santana logra develarnos los recurrentes signos de una sociedad doliente. Su lenguaje es un bisturí que hurga el cuerpo social para mostrarnos su oquedad y desamparo. Hace inventario de sucesos devastadores y propone su lógico curso de acción: el fuego en el Hotel Dupont Plaza, San Juan, Puerto Rico, como ejemplo.
No obstante, la autora nos provoca a la ternura y a la esperanza mediante la construcción de personajes como la niña pelirroja, perdida en su propio sueño, especie de bella durmiente, y el Boquilla, muerto y vivo en la contundencia de las cicatrices causadas por el fuego.
Sí, Sandra Santana nos impele a la búsqueda de una nueva sociedad, de un orden justo, de una fraternidad luminosa. Esperábamos esta novela para mirarnos en el espejo.
-Rubis Camacho-