Historia de una familia puertorriqueña con proposito: 1898 - Hasta el presente (LOD)
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“Historia de una Familia con Propósito”, es la historia de una familia puertorriqueña, como cualquier otra familia de nuestra Isla, que nace entre el concierto de las chicharras y demás insectos nocturnos del monte al caer la noche, el cantar de los coquíes, el trinar del ruiseñor, del zorzal, del pitirre, del bienteveo... Una familia puertorriqueña, que nace oyendo el lastimero arrullo de la paloma turca y el olor peculiar de la hoguera de carbón que impregnaba el ambiente. Una familia que nace oyendo el murmullo del río en su viaje sin retorno al mar y el sonido de las cañas de bambú agitadas por el viento, como si fuera la melodía del mejor violín de Antonio Stradivarius. Es la historia de una familia, que a pesar de los desastres de la naturaleza, los efectos de las guerras, los terremotos y los vaivenes políticos y económicos que han aquejado a nuestro pueblo desde la llegada de los americanos a las playas de Borínquen, se levanta como el ave Fénix y se remonta a las alturas de la prosperidad y el bienestar, llevando en alto la antorcha encendida del evangelio de la paz y el amor de Jesucristo.
El 25 de mayo de 1914, nace en el barrio Punta Brava, del municipio de Hatillo, el quinto hijo de la familia Padilla Portalatín. Cien años después, ahí está Pedro Padilla Portalatín, con la antorcha del evangelio todavía encendida, mirando desde la ventana de los periódicos y los demás medios de comunicación a un mundo distinto al mundo del barrio Punta Brava y el de de la finca de la Zarza; al mundo de los nuevos adelantos tecnológicos, hablando el nuevo lenguaje de la nueva tecnología.”
Ahí está Pedro Padilla Portalatín, con la antorcha del evangelio de la paz encendida todavía, mirando por entre las rejas de su casa, como en una celda carcelaria, a un mundo diferente cargado de violencia. Ahí está Pedro Padilla Portalatín, sin aquella libertad y aquel contacto con la naturaleza que tenía cuando vivía en el barrio Punta Brava y la finca de la Zarza. Ahí está Pedro Padilla Portalatín, con la antorcha del evangelio, todavía alumbrando como un faro, mirando un mundo diferente, donde la gente por millares fluye por las aceras y los autos y camiones, en carrera exagerada, se deslizan avenida abajo y avenida arriba a sus respectivos destinos, sin objetivos y metas a seguir en la vida. Cien años después, ahí está el Reverendo Pedro Padilla Portalatín, con la antorcha del evangelio encendida, alumbrando todavía con su palabra a todo aquel que se encuentra sumido en la oscuridad del desconocimiento del evangelio de la paz y el amor; como lo hizo en el capítulo 5, con Marcano y Arcangel, que los llevó a la reconciliación, antes que la muerte los separara con el odio y el rencor introducido en el pecho.